El baúl de los libros

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miércoles, octubre 19, 2005

24 horas en la vida de una mujer - Stefan Zweig

Antes que novelista, Stefan Zweig fue biógrafo y antes que psicólogo fue pacifista; pero sus biografías y acercamiento a la vida e ideas de Freud, Mesmer, Dostoyevsky y Balzac, entre muchos otros, le dieron las virtudes esenciales para escribir grandes novelas psicológicas.
Este es el caso de Veinticuatro horas en la vida de una mujer, novela en la que se hace un recuento, contado por la protagonista, de las veinticuatro horas que marcaron definitivamente su existencia.


Estas veinticuatro horas fueron mantenidas en secreto durante años enteros, pero un día surgió la necesidad de relatarlas a un extraño del cuál había encontrado comprensión con respecto a un caso similar; la condesa le relata no sólo los hechos sino absolutamente todo lo que sintió y pensó en el transcurso de aquel parteaguas de su vida.


Básicamente, el análisis que se sigue es cómo una mujer llevada por la locura es capaz de dejar atrás toda la vida feliz y resuelta que tiene, para ir inevitablemente detrás de su pasión, perdiendo todo aquello que daba sentido a su vida.


Seguramente este no es el mejor libro de Zweig, pero es, dentro de su profundidad, tan rápido y ligerito, que bien vale echarle un ojo.

domingo, octubre 09, 2005

Una casa para el señor Biswas - V. S. Naipaul

Una casa para el Sr. Biswas es una hermosa historia sobre un hombre al cual persigue la mala suerte toda su vida. Desde el momento mismo en que nace, en una familia hindú de Trinidad, esta suerte es pronosticada por su familia y el pandit.

El señor Biswas no es un héroe, ni una buena persona (tampoco mala), ni es muy trabajador ni muy inteligente, en esto radica quizá la maravilla de la historia. En muchos momentos, por el contrario, puede ser majadero, malicioso, desagradecido, mal esposo, mal padre, mal hijo, siempre buscando una justicia a su manera que es difícil de entender.

El señor Biswas quiere, a lo largo de las más de 600 páginas de su vida, salir del hoyo en el que nació, pero no sale, no tiene manera de encontrar la salida, está condenado a quedarse en el mismo mundo en el que le tocó vivir.

Tener una casa propia significa para él un trampolín a la libertad, la manera de alcanzar una forma de vida aspiracional que en realidad ni él mismo sabe cuál es.

Vale la pena leer el libro, sólo para encontrarnos a nosotros mismos, para ver reflejados en él tanto nuestra forma de ser como nuestros ideales y nuestros miedos, pero sobre todo para descubrir, nuevamente, la escasa importancia de nuestra vida (no apto para pesimistas).